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¿Es bueno comer la piel del pollo y de otros alimentos?

La piel del pollo y las cortezas de otros alimentos pueden ser saludables, pero con sus recomendaciones.

Comer piel del pollo y otros alimentos puede resultar benéfico
El consumo de la piel del pollo es bueno, aunque puede provocar aumento de peso (Foto: Pixabay)

Alrededor de la alimentación hay numerosos mitos, como si es saludable comer la piel del pollo o la corteza del queso. Esto también pasa con la piel de los embutidos, por ejemplo, y que muchas veces nos es imposible quita, y la gran pregunta es: ¿hasta qué punto podemos comer las cortezas o pieles de los alimentos y qué influencia tiene en nuestra salud?

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Queso y jamón

“La corteza del queso o lo blanco del jamón, ¿debemos comerlos? En el caso de algunos quesos la corteza puede comerse y lo blanco del jamón es grasa que sí puede comerse, aunque podemos escoger no hacerlo”, afirma Laura Isabel Arranz, doctora en Alimentación y Nutrición y farmacéutica

En concreto, la también dietista-nutricionista en Dieta Lógica y Alimentación Emocional explica que la corteza del queso puede ser natural y estar hecha con recubrimientos de ingredientes como el aceite, el pimentón, la pimienta, o por ejemplo plantas aromáticas, que sí podrían ingerirse; pero también esa corteza puede ser artificial, a base de materiales como ceras, aceites minerales no comestibles, parafinas o incluso humo.

“Si estamos ante quesos con cortezas artificiales no debemos comerlas, pero si tenemos un queso con corteza natural, como puede ser el caso del queso de cabra, sí se puede comer”,

… asegura la experta, quien también recomienda retirar la parte enmohecida si es que la hay.

En cuanto al jamón, la especialista señala que la parte blanca es grasa y sí se puede comer. De hecho, ve recomendable comerla cuando estamos hablando de jamón ibérico, pues se trata de una grasa con un perfil nutricional saludable.

Sin embargo, cuando estamos ante ‘lo blanco’ de un jamón del país, Arranz advierte de que esa grasa no tiene un perfil nutricional tan interesante. “Incrementa nuestro riesgo a la hora de aumentar de peso y de padecer enfermedades cardiovasculares, entre otras”, precisa.

En este sentido, la doctora en Alimentación y Nutrición establece que la diferencia visual entre las grasas o lo blanco del jamón está sobre todo en su textura y apariencia, puesto que la del jamón ibérico es mucho más vidriosa, tiende a querer ser algo traslúcida y es más fluida.

¿Qué pasa en la piel de los embutidos?

Sobre la piel de los embutidos, que a veces es difícil de quitar (y por tanto nos la comemos), Arranz indica que esta piel puede estar hecha de tripa natural, que sí se puede comer, o bien de materiales artificiales que no son comestibles, como materiales plásticos, tal y como sucede en una mortadela o chóped, y que “pueden suponer un grave problema en el tubo digestivo si se come”.

La especialista recomienda buscar en el etiquetado esta información que según puntualiza, “debemos encontrar”, y si se indica que se trata de piel artificial, siempre debe desecharse. “Y en el caso de las pieles de tripa natural es conveniente tener en cuenta que, nutricionalmente no aportan nada y aunque pueden comerse, es recomendable retirarla cuando tiene acumulación de mohos”, agrega.

¿Engorda comer la piel del pollo?

Laura Isabel Arranz mantiene que la piel del pollo tiene grasa subcutánea del animal, y por tanto, sí engorda más que la parte magra del pollo, como puede ser la pechuga, al momento de comer.

La grasa del pollo es más interesante nutricionalmente que la de la carne roja, por ejemplo, y sobre todo si se trata de pollo ecológico.

“Además de grasa, también tiene otros componentes nutricionales como el colágeno, una proteína que nuestro cuerpo también fabrica para la piel, articulaciones, etc”, resalta.

Algo que conviene tener en cuenta si vamos a comer la piel del pollo es la importancia de cocinarla muy bien pues es un lugar de acumulación de microorganismos, como la salmonela, que pueden provocarnos infecciones graves.

Piel del pescado

Este tipo de piel es rica en colágeno y también aporta algo de grasa subcutánea del animal, por tanto, aportará algo de grasas del tipo omega-3 en el caso del pescado azul.

“En general, es recomendable comer la piel del pescado siempre y cuando no sea demasiado dura o escamosa, y procurando tomar especies de tamaño pequeño y de temporada”,

… menciona Arranz quien también destaca las propiedades en las espinas y cola de pescados pequeños, ya que son una buena fuente de calcio.

Sobre qué otras partes de alimentos es preferible no comer porque no nos aportan nada nutricionalmente, Arranz reconoce que, en realidad, las partes comestibles de los alimentos siempre aportan algo nutricionalmente, en las pieles de los vegetales, como, por ejemplo, de los frutos secos o de las legumbres, hay fibra y antioxidantes, o por ejemplo en las pieles y en los cartílagos de los animales hay colágeno.

 

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Con información de Infosalus