El ‘estirón’ del T. Rex en la adolescencia, ¿un rasgo único de su especie?
El estudio revela que el T. Rex y parientes cercanos tuvieron lapsos de crecimiento acelerado en su adolescencia

Con 42 metros desde el hocico hasta la cola y más de siete toneladas de peso, el Tiranosaurio Rex fue uno de los carnívoros más grandes de todos los tiempos. Y no fue el único: algunos de sus primos menos conocidos podían tener casi el mismo tamaño, pero, ¿cómo y cuándo llegaron a ser tan grandes?
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Estudios anteriores descubrieron que el T. Rex alcanzaba su enorme tamaño en la adolescencia, pero no estaba claro si esta etapa de crecimiento afectaba solo a los tiranosaurios y a sus parientes cercanos o a todos los grandes dinosaurios bípedos.
Ahora, un equipo de científicos analizó huesos de T. Rex y determinó que este depredador y sus parientes más cercanos pasaron por etapas de crecimiento “enormes” en su adolescencia mientras que sus primos más lejanos, del grupo de los alosauroides, mantuvieron un patrón de crecimiento más lineal en el tiempo.
Los detalles del estudio se publicaron este 24 de noviembre en la revista Proceedings of the Royal Society B.
“El objetivo era estudiar una amplia gama de terópodos, dinosaurios carnívoros de dos patas, para entender patrones más amplios de crecimiento y evolución del grupo”, explica Tom Cullen, autor principal del estudio en el Museo Field de Chicago y actualmente en el Museo de Ciencias de Carolina del Norte.
Saber cómo un animal se hace grande es sorprendentemente difícil. Los mamíferos (también los humanos) suelen pasar por un período de crecimiento extremo en la juventud y después permanecen prácticamente en el mismo tamaño al llegar a la edad adulta, pero en otros grupos de animales, no siempre es así.
“La tasa de crecimiento varía mucho; no hay una talla única para todos. Las aves tienen grandes picos de crecimiento y llegan al tamaño adulto muy rápido, mientras que los reptiles como los caimanes, varios lagartos y serpientes tienen un crecimiento prolongado. En ellos, si un individuo es muy grande, probablemente también será muy viejo”, relata Cullen.
Los distintos patrones de crecimiento son importantes porque pueden marcar la diferencia en la supervivencia; crecer rápido puede ser una ventaja competitiva que facilita la caza y dificulta ser cazado pero, también, un crecimiento acelerado exige mucha energía y recursos.
De hecho, “la cantidad de calorías que el T. Rex necesitaba para crecer era ridícula, como la de un adolescente que come dinosaurios en vez de enormes bocadillos”, bromea Cullen.
Para determinar cómo fue el crecimiento de estos dinosaurios y dado que están extintos, la única manera de estudiarlos es usar el registro fósil, por medio del análisis del interior de los huesos que contienen pistas que revelan los patrones de crecimiento.
“A medida que un animal crece, en el interior del hueso surgen unas marcas como los anillos de árboles que registran aproximadamente la edad del animal y cuánto crece cada año, entre otros factores”, explica Cullen.
Los investigadores seccionaron huesos de decenas de fósiles de animales, desde perros a avestruces, hasta llegar a “Sue”, el T. Rex, más grande descubierto (y uno de los mejor conservados del mundo), actualmente expuesto en el Museo Field de Historia Natural de Chicago.
También analizar los huesos de una amplia gama de terópodos, entre ellos una nueva especie de carcharodontosaurio gigante de Argentina, el contrapunto directo a T. Rex.
Para analizar a Sue, los investigadores usaron un taladro con punta de diamante para cortar un pequeño cilindro del hueso y obtener así una muestra con líneas como los anillos de árboles que mostraban dónde había crecido el hueso nuevo año tras año. A continuación, cortaron muestras microscópicas del fragmento y las examinaron.
El análisis descubrió que Sue vivió 33 años, lo que le convierte en el T. Rex más viejo que se conoce.
Además, Sue alcanzó su tamaño adulto a los 20 años pero para lograrlo, tuvo que aumentar su peso unos 20 kilos cada semana durante su adolescencia, mientras que sus primos más lejanos, los alosauroides, podían alcanzar tamaños casi tan grandes como el T. rex, pero crecían lentamente a lo largo de toda su vida, concluye el estudio.
En cuanto al carcharodontosaruio argentino, el estudio determinó que alcanzó el tamaño de Sue pero no hasta la edad adulta, a los 30 o 40 años.
Este ejemplar vivió hasta los 50 o más, convirtiéndose en el terópodo más antiguo del que se tiene registro (aparte de algunas aves como los loros) y pese a su avanzada edad, solo dejó de crecer 2 o 3 años antes de morir, concluye el estudio.
Con información de EFE
GANR