Sésamo o ajonjolí: Todos los beneficios del superalimento que aporta más calcio que la leche
Esta semilla también aporta dosis de fósforo, magnesio, manganeso, hierro y cobre, así como de vitaminas importantes para el sistema nervioso como B1, B3, B6 y ácido fólico.

Las semillas de sésamo, también llamado ajonjolí, no solo son deliciosas sino que se trata de otro de los “superalimentos” que suponen un placer incorporar a nuestra dieta.
Se obtiene del Sesamum indicum y se cultiva desde la antigüedad: Mesopotamia, India, Egipto, China y Grecia fueron la cuna de este alimento oleaginoso, uno de los más antiguos y preciados que se conocen.
Además, es un aliado indispensable para las personas que no consumen calcio o aquellas que padezcan procesos hormonales o patologías que disminuyan la masa ósea.
¿El motivo?
Es una gran fuente válida de calcio y 30 gramos aportan un tercio de la cantidad diaria recomendada, más que la leche. También aporta dosis nada desdeñables de fósforo, magnesio, manganeso, hierro y cobre, así como de vitaminas importantes para el sistema nervioso como B1, B3, B6 y ácido fólico.
El sésamo es otro de los imprescindibles para cuidar del corazón. Su abundante lecitina -una grasa que lleva a cabo funciones vitales y actúa como emulsionante y disolvente de las grasas perjudiciales-reduce y controla los niveles de colesterol, mientras que sus lípidos -un 80% son ácidos grasos monoinsaturados y poliinsaturados, como el ácido oleico, el linoleico y el omega 3– disminuye la concentración de triglicéridos y la presión arterial.
Aporta 15 aminoácidos esenciales, destacando la metionina, básicos para el buen funcionamiento de nuestro organismo y también está considerado como un buen alcalinizante de la sangre protegiendo el sistema circulatorio de los efectos del estrés y el sedentarismo.
Hay que tener en cuenta que la fibra del sésamo puede ser un poco laxante, pero también protege la flora intestinal. Está recomendado especialmente su consumo entre las personas mayores o las mujeres en proceso de menopausia porque atenúa la osteoporosis, la debilidad ósea o la caída de pelo.
La gente más joven encontrará en las semillas unas buenas compañeras de estudios y actividades deportivas. Los expertos las aconsejan también para los problemas emocionales, el desánimo y el agotamiento.
Tipos de sésamo
Las variedades de sésamo más conocidas son cuatro:
Sésamo negro. Fue el primero que se cultivó en el mundo. Son unas semillas más aceitosas y se usa principalmente para hacer mantequilla y aceites.
Sésamo crudo. Es el más versátil y casa con todo tipo de preparaciones. Antes de su consumo hay que abrir la semilla para aprovechar sus propiedades. Molerlas es un buen truco.
Sésamo pelado. El rey de la repostería y las masas, recurren a él las personas que llevan dietas vegetarianas por su alto contenido en hierro y calcio.
Sésamo tostado. En el proceso de tostado se elimina el exceso de humedad y se alarga su conservación. También se libera el colesterol haciéndolo más sano.
Cómo comer sésamo
El sésamo puede mezclarse con platos salados o dulces con éxito asegurado. Incorporarlo a masas no es, ni mucho menos, su único propósito en el mundo de la cocina.
Sus derivados en forma de aceite, mantequilla o germinado ofrecen muchas más posibilidades a la hora de cocinar.
No obstante, lo importante es animarse a echar una porción en los platos que solemos preparar: de ensaladas a pescados, pasando por cremas o barritas energéticas. Eso sí, siempre que no sea para hornear, es aconsejable tostarlas un poco antes de consumir las semillas para que sean más digestivas y podamos aprovechar mejor sus beneficios.
Con información de El Español.
LLH